Porque lo personal es político, te invitamos a compartir por qué es importante para ti que la Karakola cumpla 20 años, y podamos seguir aprendiendo desde los feminismos y transfeminismos. Hoy nos lo cuenta nuestra compañera ESTHER, del colectivo FEMINISMOS SOL
¡Gracias Esther, por compartirlo con nosotrxs!
ESTHER | del colectivo FEMINISMOS SOL
@mentiraenred
Cuando la Karakola se convirtió en mi proyecto de autogestión favorito
Yo descubrí la Karakola porque Feminismos Sol empezó a reunirse allí en invierno. Las plazas ya estaban frías para hacer la revolución. Una de las cosas que tiene la casa es que, si quieres usar el espacio, tienes que participar de su gestión. Los cuidados son un pilar importante del espacio. Y eso fue lo que me enamoró.
En mi primera reunión descubrí a un grupo de mujeres, diversas, fuertes, trabajadoras y valientes. Nunca había creído que fueran necesarios los espacios no mixtos, pero el 15M y Feminismos Sol me enseñaron que los espacios no mixtos son necesarios para compensar el orden patriarcal.
Desde que empecé a participar del espacio no he hecho más que aprender. Aprender de otra manera de consumir, con los grupos de consumo; de hacer radio, libre y feminista; de autodefensa feminista, de talleres de yoga. Aprendí de enseñar otros idiomas, de acercar las tecnologías a mujeres que de otra manera no accederían; de crear otra forma de educar, haciendo una escuelita...
Pero de lo que más he aprendido es de sororidad. De cómo las mujeres cuidamos de otras mujeres. También aprendí sobre cómo el orden patriarcal no sólo excluye a las mujeres, sino también a todo cuerpo no normativo, que no sirva para sus fines reproductivos. Las personas trans me han enseñado que cualquier orden que te obligue a ser algo diferente a lo que sientes es opresor y hay que combatirlo.
Siempre me sorprendió cómo, después de sobrevivir a las violencias del orden patriarcal, estas mujeres defendían la alegría como arma revolucionaria.
Desde esa alegría son muchos los actos bellos a los que he acudido y organizado en ese espacio. Porque la Eskalera es un espacio donde todas caben. Es un espacio para y por el barrio. Solo hay que investigar un poco en la historia de la casa para entender la necesidad de un espacio así. Aunque la falacia del sistema nos ha vendido que ya somos iguales y que las mujeres no tenemos nada por lo que seguir luchando, la realidad nos aplasta con desigualdades insoportables. Las mujeres seguimos creciendo en un mundo que nos mutila, nos ningunea, nos oprime y nos mata. Solo por ser mujeres.
Y por esto me parece que la Eskalera cumple una función vital: empoderar personas y defender otras formas de vivir. La Karakola es un espacio donde se lucha por tener vidas dignas de ser vividas, por defender un mundo donde el cuidado de la tierra que nos da cobijo sea imprescindible e imperante.
Es posible que penséis que todo esto se puede hacer desde otros lugares y que no es necesario defender el espacio. Pero me gustaría hacer hincapié en lo político que es tener espacios donde las mujeres crecen y se hacen personas libres. Es cierto que lo importante y lo más valioso son las personas que la habitan y no es menos cierto que, como nos ha enseñado la ocupación, los espacios no son lo fundamental sino el proyecto. Y es verdad que estas mujeres valerosas podrían empezar otra vez en otro lugar una y otra vez.
Pero mi pregunta es: ¿por qué tenemos que estar empezando siempre de nuevo, solo porque lo dice la burocracia de este sistema antipersonas que hemos aceptado y que sustentamos entre todas, cuando ya hemos trabajado tanto para que la Eskalera sea un lugar bello para habitar? ¿Por qué siempre tienen que ganar los números por encima de las personas?
Es por esto por lo que estoy participando de la campaña para recaudar el dinero necesario para insonorizar el local. Porque nosotrxs queremos hacer nuestras actividades respetando a las vecinas. Porque poder hacer música me parece imprescindible. ¿Qué seria de la vida sin música, sin la Karakola?
